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Implicaciones éticas de la pandemia covid-19

Implicaciones éticas de la pandemia covid-19

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La pandemia del covid-19 nos encuentra con grandes limitaciones en el conocimiento de los expertos clínicos y de salud pública, lo que nos obliga a tomar decisiones con gran incertidumbre y a utilizar la estricta cuarentena sanitaria, que deja al descubierto la gran tensión entre salud de la población, autonomía y libertad individual, economía y política.

En esta pandemia hay dos grandes dilemas éticos con muchas implicaciones: el triaje o distribución de recursos en los hospitales desbordados en su demanda; y la decisión de imponer, mantener o levantar la cuarentena y su carácter.

En el primero, existe el riesgo de privilegiar motivaciones utilitaristas que comparen un ser humano con otro para decidir quién debe vivir. El único criterio aceptable para priorizar es el biopatológico, lo cual implica analizar quién tiene mayor probabilidad de sobrevivir con calidad y con el mayor beneficio a largo plazo.

En el segundo, existe el reto de sopesar los problemas socioeconómicos generados por la cuarentena frente a las muertes que se pueden evitar, como una medida transitoria, mientras los servicios de salud se preparen para enfrentarla.

Adicionalmente, en estas decisiones se corre el riesgo de afectar y limitar radicalmente la libertad de algunos grupos, como las personas de tercera edad. La decisión acerca del confinamiento obligatorio de este grupo humano genera una tensión entre la obligación de respetar sus decisiones autónomas y la misión de protegerlos, con visión paternalista, del riesgo al que están sometidos. Lo fundamental en la cuarentena para el ciudadano es ser consciente de que debe evitar hacer daño, infectando a terceros, por no seguir las medidas de bioprotección.

También se debe tener en cuenta el impacto del confinamiento en la población más vulnerable, pues sufre más que el resto por el desempleo, hambre y carencias; además, es la que tiene menor acceso a herramientas tecnológicas.

La pandemia hace imprescindible el aislamiento estricto de la persona infectada, lo cual supone añadir un factor de desconcierto y desgarro familiar. Este sufrimiento se hace especialmente lacerante cuando un paciente entra en la fase final de su vida con esta privación afectiva. Deberíamos estudiar cómo mejorar el acompañamiento para permitir un entorno más compasivo que facilite una muerte digna.

La salud de los enfermos con covid-19 es hoy una prioridad, pero también debe ser la de otros enfermos con patologías que requieren la atención de salud oportuna para evitar complicaciones, mayor sufrimiento y, en algunos casos, la muerte. Actualmente se corre el riesgo de descuidar pacientes pluripatológicos con problemas de salud crónicos que requieren atención y seguimiento permanente.

De otro lado, algunas medidas útiles en el control de la pandemia, como la recolección de información confidencial, tienen el riesgo de revelar información privilegiada a terceros e, incluso, permitir su comercialización. El modelo digital de manejo de la pandemia debe ser rigurosamente responsable, basado en principios como la transparencia y la rendición de cuentas.

La información sobre las razones para iniciar y terminar la cuarentena debe ser clara y objetiva; y aún más, la información sobre posibles medicamentos y vacunas, que debe manejarse con gran prudencia para no generar falsas expectativas y solo aceptar propuestas ceñidas al método científico.

La pandemia es un fenómeno catastrófico que pone a prueba la capacidad de la humanidad para enfrentarla, impactando con su alta carga de dolor, sufrimiento, enfermedad y muerte. Por la urgencia, el alto riesgo y lo masivo del fenómeno, interpela las propias capacidades técnicas, el desarrollo de los servicios de salud y el profesionalismo y humanidad de los médicos y del equipo de salud. También da cuenta de la disciplina social, la solidaridad y otros valores fundamentales para una armoniosa vida en común de los ciudadanos y las colectividades.

No sabemos cuánto tiempo más estaremos en esta condición, y así como son importantes las decisiones de las autoridades y las entidades prestadoras de los servicios de salud para superarla, también es fundamental que cada uno de nosotros actúe con responsabilidad para el cumplimiento de todos los protocolos de bioseguridad, como nuestro compromiso ético mínimo.

#ArtículoEIA #CentroDePensamiento

Conoce el histórico de publicaciones del Centro de Pensamiento de la Universidad EIA>>

Alejandro Piedrahíta Borrero

Alejandro Piedrahita nació en Medellín el 2 de marzo de 1973. Se graduó como administrador de negocios de la Universidad EAFIT. Posteriormente realizó una Maestría en Ciencias (M.Sc.) en desarrollo económico en London School of Economics y un Programa en Alta Dirección Empresarial (PADE) de la Universidad de La Sabana. Adicionalmente, participó en el programa de gerencia general (General Management Program) de Harvard Business School.

Tiene más de 20 años de experiencia en estructuración y ejecución de proyectos en banca de inversión en temas de mercado capitales, finanzas corporativas, financiación (créditos sindicados y project finance), fusiones, adquisiciones y derivados.

Desde junio de 2015, ocupa el cargo de Vicepresidente de Estrategia y Finanzas Corporativas en Grupo Argos. Antes de ocupar este cargo, trabajó como Vicepresidente de Estructuración Mercado de Capitales en la Banca de Inversión Bancolombia S.A. desde el 2008, antes se desempeñó el puesto de Gerente de Estructuración de Productos Derivados en Bancolombia S.A. y también trabajó como Director de Investigaciones Económicas en Corfinsura S.A. y como Director de Proyectos Especiales en Susalud S.A.

Actualmente es miembro principal de las juntas directivas de: Cementos Argos, Celsia, Odinsa, comité de inversiones de Pactia y Aceros MAPA S.A., Corporación Surgir, miembro de Iluma (Premex S.A.S) y del Consejo Superior de la Universidad EIA.

Ha estado vinculado con la academia y ha sido profesor de cátedra en pregrado y postgrado en varias universidades como: EAFIT, EIA, Universidad Nacional, Universidad Javeriana y Universidad de Medellín.
Ningún miembro del Comité Directivo tiene la calidad de Persona Expuesta Políticamente de acuerdo con la definición del Decreto 1674 de 2016.

Jorge Mario Velásquez Jaramillo

Presidente

Ingeniero Civil en la Universidad EIA y realizó una especialización con énfasis en la Industria del Cemento en Inglaterra. Participó en el CEO’s Management Program de Kellogg School of Management y en el programa de Supply Chain Strategies de Stanford University. Adicionalmente, es egresado del programa de Alto Gobierno de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.

Desde el 1 de abril de 2016, se desempeña como presidente de Grupo Argos, holding de infraestructura en el continente americano, líder en el negocio de cementos a través de Cementos Argos, con una plataforma única de inversión en concesiones viales y aeroportuarias administradas por Odinsa y un portafolio diferenciado e innovador tanto en energías convencionales como renovables gestionado por Celsia.

Antes de desempeñar su rol como presidente de Grupo Argos, desarrolló una carrera destacada como presidente de Cementos Argos, compañía líder en el negocio de Cemento en Colombia, con presencia en 15 países y actualmente el segundo productor de concreto de los Estados Unidos.

Este líder empresarial, que empezó su carrera en Argos en 1986 como practicante, desempeñó diversos cargos en Cementos Argos en el pasado, incluyendo la Vicepresidencia de Logística de Argos, la Gerencia General de Cementos del Nare, la Presidencia de Cementos Paz del Río y la Vicepresidencia Regional Caribe, con responsabilidades sobre las operaciones de Cementos Argos en Panamá, Haití, República Dominicana, Suriname y territorios insulares, así como el comercio internacional de la compañía.

Actualmente es miembro principal de las juntas directivas de Cementos Argos, Celsia, Odinsa, Fundación Grupo Argos, la Asociación Nacional de Empresarios – ANDI, Proantioquia, y el Consejo Superior de la Universidad EIA.