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La energía negativa y el “Pico y Carga”

El ruido mediático causado por la crisis energética, hace que sea fácil perderse en la crítica, en la indignación, en los señalamientos y en los miedos ante un posible racionamiento.

Por: Santiago Ortega*

El ruido mediático causado por la crisis energética, hace que sea fácil perderse en la crítica, en la indignación, en los señalamientos y en los miedos ante un posible racionamiento. Sin embargo, una mirada más profunda, muestra que la crisis creó unos precedentes importantes para la inminente transformación del sistema eléctrico colombiano.

Desde hace meses se venía pregonando la necesidad de ahorrar energía, pero la ciudadanía no hacía caso. Ni el aumento de las tarifas había logrado reducir consumos; de hecho, en enero y febrero aumentaron significativamente. El sistema estaba siendo capaz de asumir estos aumentos pero después de los accidentes de Guatapé y Flores, entramos en un momento crítico, donde el fantasma del racionamiento se volvió muy real.

Ante esto, el Gobierno tomo una medida que debía haber tomado hace meses: la de “Apagar Paga.”

La campaña castiga los excesos de consumo, pero también premia financieramente los ahorros. Esto puede parecer algo de poca monta, pero crea un precedente importante para cambiar el futuro eléctrico de Colombia.

Toda la vida, los usuarios de energía hemos sido consumidores pasivos, y si apagábamos las luces, era más por ahorrarnos la cantaleta de nuestras mamás, que por hacer una gestión eficiente de este recurso. “Apagar Paga” es el primer paso para empoderar a los usuarios y además, para cambiar el chip del sistema: la energía que no se consume también vale.

Esto es un cambio radical, porque estamos hablando de generar valor sin un proceso de producción, donde se premian acciones que alivien al sistema. En la literatura técnica esto se llama “respuesta de la demanda” e incluso en ciertos lugares del mundo ya se habla del concepto del Nega-vatio, es decir, la energía negativa.

El precio de energía en la Bolsa, varía cada hora según la demanda que se haga de ella. En Colombia, típicamente la energía es más cara alrededor  7 p.m. cuando el país prende las luces, cocina y ve televisión. Sin embargo, el usuario final que compra energía, siempre lo hace a un precio fijo.

Hace poco, el exministro Amylkar Acosta recomendó una especie de “pico y placa” energético, para que a la gente le cobren la energía, según la hora del día que la consuma. Si bien esto suena chocante de entrada, en realidad es una idea interesante de analizar: el “Pico y Carga” abriría la puerta para que los consumidores tomaran decisiones que impactarán el sector de forma dramática. Imaginemos entonces, un sector eléctrico donde las empresas optimizan sus horarios de trabajo y operaciones para que la energía sea más barata, haciendo negocios multimillonarios simplemente por trabajar “a deshoras”. Imaginemos usuarios con un sistema de baterías que se cargan automáticamente en la madrugada, para desconectarse o incluso venderle energía al sistema en las horas pico.

Millones de usuarios y empresas haciendo esto, aplanarían los picos de consumo, creando un sistema más robusto e incluso reduciendo el ritmo de expansión del sistema. Es hacer más con lo mismo, que incluso podría implicar que megaproyectos de energía dejen de construirse, ahorrándole al país los inmensos impactos ambientales que vienen con ellos.

¿Suena a ciencia ficción? Tal vez, pero en Colombia ya existe un piso legal para hacerlo: las baterías domésticas son casi una realidad comercial y todo el mundo carga un smartphone en el bolsillo. En unos años, la relación que tenemos con la energía va a cambiar y el cambio llegará tan gradualmente, que no nos vamos a dar cuenta. Algo así como lo que pasó con los celulares y las telecomunicaciones.

Seríamos una sociedad que maneja su energía inteligentemente y las mamás, en vez de moler a sus hijos a cantaleta por no apagar las luces, van a aprender a desconectarse en horas pico y a ganar plata por ayudarle al sistema.

* Profesor, Universidad EIA

Alejandro Piedrahíta Borrero

Alejandro Piedrahita nació en Medellín el 2 de marzo de 1973. Se graduó como administrador de negocios de la Universidad EAFIT. Posteriormente realizó una Maestría en Ciencias (M.Sc.) en desarrollo económico en London School of Economics y un Programa en Alta Dirección Empresarial (PADE) de la Universidad de La Sabana. Adicionalmente, participó en el programa de gerencia general (General Management Program) de Harvard Business School.

Tiene más de 20 años de experiencia en estructuración y ejecución de proyectos en banca de inversión en temas de mercado capitales, finanzas corporativas, financiación (créditos sindicados y project finance), fusiones, adquisiciones y derivados.

Desde junio de 2015, ocupa el cargo de Vicepresidente de Estrategia y Finanzas Corporativas en Grupo Argos. Antes de ocupar este cargo, trabajó como Vicepresidente de Estructuración Mercado de Capitales en la Banca de Inversión Bancolombia S.A. desde el 2008, antes se desempeñó el puesto de Gerente de Estructuración de Productos Derivados en Bancolombia S.A. y también trabajó como Director de Investigaciones Económicas en Corfinsura S.A. y como Director de Proyectos Especiales en Susalud S.A.

Actualmente es miembro principal de las juntas directivas de: Cementos Argos, Celsia, Odinsa, comité de inversiones de Pactia y Aceros MAPA S.A., Corporación Surgir, miembro de Iluma (Premex S.A.S) y del Consejo Superior de la Universidad EIA.

Ha estado vinculado con la academia y ha sido profesor de cátedra en pregrado y postgrado en varias universidades como: EAFIT, EIA, Universidad Nacional, Universidad Javeriana y Universidad de Medellín.
Ningún miembro del Comité Directivo tiene la calidad de Persona Expuesta Políticamente de acuerdo con la definición del Decreto 1674 de 2016.

Jorge Mario Velásquez Jaramillo

Presidente

Ingeniero Civil en la Universidad EIA y realizó una especialización con énfasis en la Industria del Cemento en Inglaterra. Participó en el CEO’s Management Program de Kellogg School of Management y en el programa de Supply Chain Strategies de Stanford University. Adicionalmente, es egresado del programa de Alto Gobierno de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.

Desde el 1 de abril de 2016, se desempeña como presidente de Grupo Argos, holding de infraestructura en el continente americano, líder en el negocio de cementos a través de Cementos Argos, con una plataforma única de inversión en concesiones viales y aeroportuarias administradas por Odinsa y un portafolio diferenciado e innovador tanto en energías convencionales como renovables gestionado por Celsia.

Antes de desempeñar su rol como presidente de Grupo Argos, desarrolló una carrera destacada como presidente de Cementos Argos, compañía líder en el negocio de Cemento en Colombia, con presencia en 15 países y actualmente el segundo productor de concreto de los Estados Unidos.

Este líder empresarial, que empezó su carrera en Argos en 1986 como practicante, desempeñó diversos cargos en Cementos Argos en el pasado, incluyendo la Vicepresidencia de Logística de Argos, la Gerencia General de Cementos del Nare, la Presidencia de Cementos Paz del Río y la Vicepresidencia Regional Caribe, con responsabilidades sobre las operaciones de Cementos Argos en Panamá, Haití, República Dominicana, Suriname y territorios insulares, así como el comercio internacional de la compañía.

Actualmente es miembro principal de las juntas directivas de Cementos Argos, Celsia, Odinsa, Fundación Grupo Argos, la Asociación Nacional de Empresarios – ANDI, Proantioquia, y el Consejo Superior de la Universidad EIA.