La Universidad EIA y el colectivo “Hacer para Salvar” construyen implementos para proteger la vida de trabajadores de la salud
En el día a día de los centros de salud, diferentes secreciones pueden salpicar en las caras de médicos, enfermeras, profesionales y auxiliares en general, e infectarlos con el Covid-19. Por esto, las caretas de protección facial han ayudado a salvar vidas en países como Italia y otros donde, antes que en Colombia, han tenido que prepararse o reaccionar a las nefastas consecuencias del nuevo coronavirus. Se trata de una especie de diadema que el personal de salud se instala alrededor de la cabeza y sujeta una lámina de plástico transparente que desciende dese la frente y cubre toda la cara.
Irene Gómez Franco, quien es profesora y miembro del Comité Asesor de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad EIA, es una de las líderes del movimiento “Hacer para Salvar”, una red conformada por más de 150 voluntarios en Antioquia, personas que cuentan con equipos de impresión 3D y que desde el 22 de marzo han donado su tiempo e insumos para producir más de 2.500 caretas que ya han entregado no solo a clínicas y hospitales, sino también a la Fuerza Aérea, el Ejército, la Defensa Civil y los funcionarios que realizan labores de atención para la Línea Única de Emergencias 123 en el departamento.
Varios alumnos y docentes de la EIA han puesto de su parte para proporcionar estos implementos al personal de salud. Uno de ellos es el estudiante de Ingeniería Mecatrónica, Eduardo Saldarriaga, quien es cofundador y socio de un emprendimiento llamado Polymasters, que cuenta con cuatro impresoras 3D y hasta la fecha ha producido entre ochenta y cien caretas de protección facial. Por otra parte, entre muchos otros voluntarios de la EIA, Andrés Galvis, egresado y profesor de la institución, en su propia impresora 3D ya ha producido 70 caretas para entregar al proyecto. Señala que, según estimaciones de la Corporación Ruta N, en el departamento de Antioquia se van a requerir 3 millones de estos implementos para enfrentar al Covid-19, cifra que será difícil alcanzar por medio de la impresión 3D. Por esto, el colectivo ya ha logrado vincular a organizaciones industriales como Grupo Corona, Grupo O-Tech, Haceb, Ingeniería Apropiada, Lamiempaques, Meridiano, Ojara y Papelcard, que podrán acelerar esta producción mediante maquinaria de inyección. “Mientras que una impresora 3D se toma entre 50 y 80 minutos para producir una sola careta, por medio de moldes de inyección una empresa puede producir alrededor de 90 caretas por minuto”, puntualizó Galvis, quien añadió que la empresa Corona tiene como meta donar 180.000 unidades de estas máscaras, que ya comenzó a producir en compañía de otras empresas del sector del plástico.
Sin embargo, el esfuerzo del grupo no solo se ha enfocado en producir caretas. También ha realizado ensayos y estudios, de la mano de los expertos del sector salud, para poder determinar los protocolos necesarios para la correcta desinfección, esterilización, reutilización y disposición final de estos elementos.
Quienes se quieran sumar como voluntarios y usar sus impresoras 3D para producir más caretas, las personas y empresas que quieran realizar donaciones, y las instituciones de salud y demás entidades de atención pública que deseen solicitar estos implementos, podrán ingresar al sitio web https://linktr.ee/hacerparasalvar.