Agua: el fluido vital, motor de la vida
A propósito del Día Mundial del Agua, celebrado el pasado 22 de marzo
Por: Daniel Valencia
Jefe de Sostenibilidad
Hace más de una década, un grupo de científicos puso a la luz de la comunidad global los “límites planetarios” o “límites del planeta”, un conjunto de nueve procesos cuantificables que determinan los rangos en los cuales podemos seguir desarrollando las actividades humanas de una forma segura, con permanencia de los beneficios percibidos por el planeta, para las generaciones actuales y las futuras. Si alguno de los límites se cruza, existe un alto riesgos de que se generen cambios repentinos, incluso irreversibles, a gran escala en los sistemas ambientales. 1
Los nueve límites son: 1) Integridad de la biósfera (biodiversidad), 2) Cambio climático, 3) Nuevas entidades o contaminantes (no cuantificados), 4) Reducción del ozono estratosférico, 5) Aerosoles en la atmósfera (no cuantificados), 6) Acidificación de los océanos, 7) Flujos bioquímicos (fósforo y nitrógeno), 8) Uso del agua dulce, y 9) Cambio del uso del suelo.
Científicos del Centro de Resiliencia de Estocolmo estimaron que sobrepasamos la zona segura en cuatro de los nueve límites, a saber: integridad de la biósfera, flujos bioquímicos, cambio climático y cambio en el uso del suelo. Hay dos límites de los cuales no se conoce o no se ha estimado si ya fueron sobrepasados (“Nuevas entidades o contaminantes” y la carga o presencia de aerosoles en la atmósfera). El límite de uso y disponibilidad del agua dulce aún continúa en la zona segura, sin embargo, es una necesidad limitar la creciente presión que se hace sobre este recurso necesario para el desarrollo de la vida en el planeta. Menos del 3 % del agua disponible en el mundo corresponde a agua dulce y este porcentaje está disminuyendo. Limitar la creciente presión agrupa múltiples acciones asociadas a la producción sostenible de alimentos, mejores prácticas de manufactura (más eficientes), uso de equipos de ahorro de agua, sistemas de tratamiento de aguas residuales y, por supuesto, todas las acciones en pro de evitar la contaminación de este recurso.
Hoy es valioso recordar que estamos de paso por el planeta, que no solo viven los humanos, que las demás especies poseen los mismos derechos de habitarlo y que es necesario asegurar las condiciones para el desarrollo de la vida de los individuos del presente y los del futuro.
Para la jornada de reflexión en torno a este importante recurso natural, este año las Naciones Unidas invitan a tomar acción por las aguas subterráneas, darles su lugar y recordar que sin el flujo del líquido vital, por caminos invisibles e imperceptibles en la mayoría de casos, no se lograría el abastecimiento y la continuidad de dinámicas ecológicas, pues gracias a estas aguas subterráneas se alimentan los manantiales, ríos, lagos, humedales y, por supuesto, los océanos.
Sin el viaje que recorren estas aguas no sería posible la vida, de ahí que se haga énfasis en denominarlas “fluido vital”. Gracias a estas, la mayoría de zonas áridas del planeta desarrollan hábitats para cientos de individuos. Sin aguas subterráneas, el buen funcionamiento de ecosistemas de río y humedales no sería viable.
La invitación es a aprovechar de forma sostenible y eficiente este importante recurso y a hacer énfasis en que más de 2.000 millones de personas viven sin acceso al agua potable en el mundo y que su uso inadecuado nos puede conducir a escenarios de estrés hídrico.
Referencias
1 Centro de Resiliencia de Estocolmo, 2015