Investigación pretende reutilizar 600 toneladas de residuos agroindustriales cada año en Urabá
De lograrse el objetivo, dejaría de desperdiciarse este material orgánico y, por lo contrario, tendría una aplicación con beneficios directos en las zonas agrícolas, dentro de un modelo de economía circular.
Los suelos de los cultivos industriales se ven expuestos a la pérdida de fertilidad debido a su sobrexplotación. Esta pérdida de fertilidad implica costos para la industria agrícola que debe invertir más recursos en nutrientes y labores de mantenimiento de los suelos. Sin embargo, el impacto de la sobrexplotación no es solo económico, sino también ambiental, pues los residuos de fertilizantes que no alcanzan a ser absorbidos por las plantas pueden escurrirse y contaminar aguas superficiales y subterráneas.
Por otra parte, según datos de Fedepalma, solo en las plantaciones de palma del Urabá antioqueño se generan unas 1.980 toneladas de residuos vegetales cada año, de los cuales el 30 % podría ser aprovechado y reincorporado en procesos productivos.
Luego de analizar estas situaciones, investigadores de la Universidad EIA, la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, la Universidad Pontificia Bolivariana y la empresa Sobiotech, se propusieron desarrollar una solución para transformar el “cuesco” (uno de los residuos del cultivo de palma) en un material que se conoce como “biochar” (o biocarbón), que puede servir, entre otras aplicaciones, para mejorar la productividad de los suelos. Esto es posible gracias a que el biochar ayuda a que los nutrientes estén disponibles en el suelo por más tiempo para que las plantas puedan absorberlos.
“En nuestro proyecto, se obtiene el biochar del cuesco de palma mediante un procedimiento térmico denominado ‘pirólisis lenta’, que ocurre en un horno a altas temperaturas y en ausencia de oxígeno. De este proceso también resultan gases que no se emiten hacia la atmósfera, sino que se conducen y se almacenan en depósitos, de manera que no generen un impacto sobre el ambiente, y líquidos o bioaceites que pueden ser aprovechados en procesos industriales”, apuntó Adriana Quinchía, doctora en Ingeniería y directora del proyecto.
De acuerdo con la investigadora, este es un ejemplo práctico de economía circular, pues en lugar de desechar los residuos, estos se constituyen en materia prima de productos con prestaciones industriales y agroindustriales que, para este caso, son el biochar y los bioaceites, estos últimos, que también pueden usarse como biocombustibles.
Actualmente, el proyecto se encuentra en una fase de experimentación; es así como se realizan distintos ensayos en laboratorio, tendientes a identificar las mejores prácticas a la hora de producir y utilizar el biochar. Adicionalmente, el grupo científico trabaja en el desarrollo de un modelo matemático que permitirá predecir cómo será el comportamiento de diversos suelos tras la aplicación del biochar.
Este proyecto fue ganador de la primera convocatoria de la Agenda Regional de Investigación y Desarrollo hacia la Innovación lanzada por G8 Universidades en el primer semestre de 2020 y cuenta con el aporte de recursos financieros de la Gobernación de Antioquia y Ruta N.
El siguiente video muestra el proceso de transformación del cuesco a biochar